Miguel Ildefonso (Libros)
Libros
sábado, 15 de junio de 2024
Somnium
grito escondido
los prados calcinados
llegan a la ciudad
sueño descampado
caseta de vigilancia
tus manos sostienen un camino
amado por tus pies
podrás dormir en paz esta noche
si respiraras fuera del agua
podrías dejar de escribir
y recoger tu cuerpo al pie de tu cama
no hay silencio
no hay muerte
somos partículas de un instante
en el curveado resplandor de una brizna
no hay amor
no hay tristeza
hermano parásito
hermana electrón
los días son sombras de una eterna noche
un alma disecada como una mariposa
en el cristal del tiempo
aferradas a mitos
van las palabras al olvido
señales de humo en el cielo partido
como un alma
va también la soledad de un ave
entre deshabitados techos
como un cuerpo
yace dios en una vereda
pero nadie lo ve
ruega a los márgenes a las orillas
caídas relentes
la periferia de un conjunto
de vidas fusionándose
heridos nutriéndose
ruega a la realidad
una muchacha entra a una tienda
y pide cigarrillos
minúsculos barcos en tierra
del aire innavegable
luego ella se desintegra sin nostalgia
podrido en la cumbre de uno mismo
reina dios en el pus
en los vapores de hediondos basurales
y el amor
que no se sabe de dónde viene
sale a rescatarme
y existe entonces
en los rojos crepúsculos de mi cuerpo
no debería tomar tanta importancia a esto
pero una calle descoloca
las luces amarillas del puerto
los barcos encallados
las sogas rotas
los rostros roídos
me tiendo en una cama
de un viejo hotel oscuro
tengo sueño
pero no quiero soñar
me despierto en la madrugada
sin respiración
mordiendo el polvo de las guerras vencidas
revolución revolución revolución
desmoronándose
el sueño en un poema
y quedan solo palabras
solo pedazos de conversación
memorias de huesos por reconocer
raíz de hielo fundido
debajo de las palabras
soldados aun matándose
debajo de las norias
una mariposa muerta
yo quiero distinguir el sueño de la muerte
yo quiero distinguir la paz de la guerra
que la paloma gobierne los tanques
y que yo ya no escriba más
me quede callado
en una montaña cualquiera
caída del sol y las demás estrellas
caída de los ángeles en Berlín
caída de dios y su demonio
y suburbios de exiliados
y vagabundos
infiernos en Lima
y edificios desplomados en Beirut
entre gallinazos
luna caída en un charco de madrugada
caída del reflejo de la avenida
en el espectro de un fantasma
y puentes exiliados
en el brillo del oro ajeno
ruega por los que están tirados en las veredas
ruega por los paisajes desolados del Perú
me adhiero a las sombras
de los desaparecidos
me adhiero a las heladas cumbres derritiéndose
ruega por dios para que mate a su demonio
me adhiero a los fantasmas en las barriadas
no hay amor con condición
me adhiero a las cantinas de Santa Anita
me adhiero a mis amigos muertos y vivos
caída de los ángeles en el cemento
aquí ruega por nosotros
los pecadores
y despertar en la playa que devuelve al mundo
su inocencia
condenado estoy a una cama sin aire
y hablarle
al que se saca la máscara al intentar mostrar su rostro
al que seca las lágrimas de la que desnuda
su maquillaje
un ave vuela a la montaña
está condenado a volver a subir
y a caer
en una pluma están sus viajes
no hay ave
no hay montaña
queda aquí la pluma
sobre los glaciares ardiendo
tan simple es conocer a dios
que está en el hediondo tráfico de las avenidas
en los licores más baratos del mercado
en el amor en quince minutos
el mundo se hizo así
y dios no tiene otro mundo
vi a los torturados caminando por San Germain
vi a las Meninas paradas en el centro de Medellín
vi a los soldados desfilando por Corrientes
vi a Cristo bebiendo en una estación de metro en Madrid
o creo que fue en Callao
vi a los muertos insepultos vendiendo flores en Santiago
vi a Federico García Lorca entrando con alguien
a un hotel en Logroño
y la poesía está aquí
no creas todo
hermano parásito
hermana electrón
mira y que no te lo digan
cuando mires mira
allí estoy también
digamos soy un ocaso
un pez varado entre los viejos monumentos
y verás que la poesía está allí
da unos pasos
mira
no desaparezcas
domingo, 15 de enero de 2023
NN
Evitamiento
Ella sube al bus y empieza su discurso. El bus es azul, diríase casi celeste. La avenida cruza gran parte de la ciudad. Millones allí aplastados. Solo unos cuantos prestan atención. Bajo sus mascarillas, dentro del protector de plástico, no saben si darle algo a la señora que termina de hablar, pidiendo que le compren los caramelos que trae. Dinero poco hay. Ella sabe que allí no hay dinero de sobra, pero lo intenta, apela a la caridad. La caridad es una milenaria actividad. Solo tres pasajeros le dan una moneda cada uno. No quieren recibir el caramelo. Nadie se quiere infectar. La muerte debe ser rápida, no lenta. Así siempre se ha creído que debe ser. La enfermedad es una sábana que hay que lavar y lavar y lavar, para al final no cubrir a nadie. En el paradero de Acho una muchacha vende café. Este día ha vendido todo y en poco tiempo. Está parada mirando los carros, pensando en quién sabe qué. Algún muchacho que le gusta, el colegio al que ya no va, la hermana menor que se quedó en casa sola. Teme esperar mucho tiempo allí, el frío aumenta, el día decae. La maldita humedad de Lima apuñala el pecho. Ve un sitio en la banca y se sienta. Allí tendrá algo de calor. Acomoda el termo entre sus piernas. Está por dormirse, pero tiene que aguantar. Y es allí que se detiene un bus azul. La señora de los caramelos baja. Se miran. Se reconocen al instante. Se ubicaron como por celular. La muchacha se baja la mascarilla para mostrarle una sonrisa, diciéndole a su madre que hoy fue un buen día para ella, para las dos, para las tres.
Pequeñas Historias. Grandes Niños
Niña Actriz
La Niña Actriz empezó su actuación desde muy temprano, tan así que ya ni recordaba cuándo fue. Tenía una lista nada pequeña de papeles que fue interpretando a lo largo de su corta vida. Si tenía que sonreír, sonreía. Si tenía que llorar, lloraba. Y si quería sonreír y no debía, no sonreía. Y si debía llorar y no quería llorar, lloraba o no lloraba, según el rol que le había tocado en ese acto. Lo importante era seguir lo que decía el guion escrito en un lenguaje que a veces no entendía. Cuando no sabía qué decía en tal punto del drama o la comedia, empezaba a improvisar o a actuar según creía que debía hacerlo de acuerdo a todo lo anterior. Casi siempre le resultaba bien, porque era muy apegada a lo que sucedía afuera. Su talento era observar y actuar en función a lo que sucedía allí, en ese vasto escenario que es el mundo. Ella no se consideraba muy buena actriz. Veía que el resto sí eran unos genios de la actuación. Incluso su hermanito menor que aun usaba pañales. Apenas hacía un pucherito, mamá entraba en acción, dejaba los otros papeles que trabajaba en forma paralela e iba inmediatamente a ver cómo el menor de sus hijos hacía sus pininos maravillosamente bien. Un día, mientras la Niña Actriz simulaba a que jugaba en el jardín de la entrada de la casa, se le acercó un niño al que le había atraído la casita de muñecas que ella tenía. El niño era nuevo en la obra. Esta era su primera entrada en que debía intercambiar algunas palabras con la niña. Según la experta opinión de ella, el niño no actuaba tan bien. Se trababa, equivocaba las palabras, se reía con cara de estupefacción; no había mucha coherencia entre su voz, sus gestos, sus manos, su postura. Era un total descoordinado. Pero luego pensó que quizás así era el papel que le tocaba interpretar. Por algo había aparecido allí, esa mañana. Como ella no sabía qué es lo que seguía en la obra, y tampoco el niño lo sabía, pues decidieron ser amigos. No había otra cosa qué hacer sino seguir los papeles que interpretaban, personajes de una obra que ya no tenía más guion. Pasaron setenta años y seguían juntos, y aun así seguían sin saber qué vendría después.
jueves, 10 de marzo de 2022
A Dónde Mira el Centinela (2022)
mano apresada fugaz no de una definición
de lo que es la muerte que sopla
en la oreja de la vida
renqueando hasta el lecho en cenizas picadas
de todas las manos que aprietan para no ceder
a caer al olvidado abismo al zanjón voraz
porque aun hablando de la casa con pliegos de rezos
la planta da aire entredós cocuyos
da suspiros en la sinrazón de pequeños hambrientos
que alimenta la infinita mesa donde macera el hidrocarburo
aquí solamente decimos mamá
no por una definición de lo que es la vida
resistiendo y liviana trajinando
con las bolsas de nuestros cuerpos apachidos
orando en alborozos del sol intravenoso
alimentando al día para que eche raíces hasta chocar
con los cortados árboles ujieres de nuestros
talados anhelos de ayer o de nunca
porque lo mismo da tener hambre que no tener horario
para comer y dar trabajo al peruano en leche prematernal
porque si no hay hijo o madre ¿a quién enviar las cartas?
¿por qué quemar las cartas?
porque para cuando despertemos
nos habrán quitado la casa la mesa incluso el hambre
y entonces solo entonces la mano apresará a la muerte
y tendremos por fin de qué hablar
jueves, 24 de febrero de 2022
Canon en D (2021)
porque si vieras el fractal lagrimoso
en que nos ha convertido la poesía
porque si volvieras con mármol espinoso en el tuco del abis
mo que es el amor
con la vista en cal
en esa construcción del vado
en la devastación humana de las increíbles
moradas ocres
líneas
un Emerson Like and Palmer
revestido de bucles retorcidos en cuerdas seniles
ya sin el brillo indoloro
en la ecuación del allegro
en lo tristísimo ignoto que emana
de la danza que suda de lo frío
que duda de un arco si es un colibrí
al mover una escritura
o es un troquel de forte allegro io son
un Bellini
¡no un Puccini!
y acaso eso es lo sagrado
lo que emana de las formas delicadas de los dinteles
un mezzoforte tutti forte
un Lehár de polípero
levantándose en Grieg o en Carl Orff
para que la capilla de Peer Gynt sea convertida en Shelley
navegando en la pleuritis de Karshamn
o en el humo de Leipzig donde éramos una sonata patética
de Byron en el lago Troldhaugen
de alisios atrios que nos erotizaban
en loar desaherrojados
en hacina para curar
nos lo que el amor nos hería
la hopalanda
al desellar los rumores del río Tíber en baniano es
tar ya Brahams silbó
las silicuosas astillas para remover
la acidula presencia del oboe en la palabra
“silencio”
domingo, 9 de enero de 2022
Todas las Islas (2021)
creía en el amor
o creía en los poemas de amor
o creía que me salían bien los poemas de amor
o creía que hacía bien el amor
y que el amor me correspondía
y que las palabras se correspondían con el amor
un beso como un oxímoron
un regalo de flores como una anáfora
una espera en el paradero de siempre
apenas un hiato
creía en el amor
creía en la revolución
creía en la puntualidad de las aves
que a las 6 venían quién sabe de dónde
haciendo sus vuelos oblicuos
aves negras con pecho blanco
alas en punta
¿qué serán de ellas?
creía que la partera del barrio
era la madre de la revolución
creía que la materia no se crea ni se destruye
sino que se escribía en poemas de amor
y creía que la guerra se daba del campo
a la cama
quizás entendí mal lo que es el amor
quizás me quedé con lo que dijo Pessoa
que al amor solo hay que sentirlo
en su inocencia
pero eso no es real
cuando era joven lo real eran las canciones
de Raphael / de Camilo / de Leo / de José...
era esa tortura
que me hacía confesar en poemas de amor
cuando en “realidad”
el verdugo era yo mismo
tal vez por eso no guardo esos poemas de amor
que me salían como poluciones nocturnas
o diurnas
que los vivía con todo el sentimiento a lo Pessoa
sus saudades
sus heterónimos
sus cartas de amor
que ya he olvidado
que venden en el suelo
ojeo y me doy con la sorpresa de ver un poema mío
de amor
ahí vive el joven – me digo
me gustaría hablarle ahora
decirle que estaba equivocado en esto y lo otro
y que también no estaba equivocado en lo otro
y en esto
¿cómo explicarle esas cosas a un joven
con tendencias artísticas?
pero ya no sé dónde vive ese joven
en qué dirección buscarlo
ya no hay esas aves que quizás podrían
haberme guiado a su barrio
y solo quedan las palabras
miércoles, 28 de julio de 2021
Comentarios Irreales (2021)
como dinamita volaba hacia la escuela
llevando un maletín de marroquín
abría mi libro de Literatura
y la maestra nos hacía leer
Canto coral a Túpac Amaru
toda la clase de aquel colegio de obreros
en La Victoria
cargábamos el poema a todos lados
llenándonos de versos la boca
a golpes nos dábamos con los policías
que venían a reprimirnos en las huelgas
cuando el Estado quería quitarnos el pasaje escolar
y esto fue cuando acabé el colegio y entré a San Marcos
me llevaron a un cuartel militar en calidad de detenido
es ahí que les recité el Canto coral a Túpac Amaru
ellos me pusieron de cabeza
pero yo les recité de nuevo el Canto coral a Túpac Amaru
pero nada detenía mi recital
me patearon con sus botas
golpes en mis pómulos
clavos en mis costillas
y yo terco o loco
seguía recitándoles el Canto coral a Túpac Amaru
hasta que cansados ellos de mi tesitura
me coronaron con laureles rojos
escupiendo decían “qué excelente poeta eres”
pero yo les dije que no era poeta:
“solo recito a Alejandro Romualdo
que vive muy solo hace años en su casa de San isidro”
pero la libertad ya no era la misma
porque me vi en el centro de una plaza
boca arriba mirando el infinito
boca arriba con los ojos en blanco
los periódicos decían que encontraron muerto
a Alejandro Romualdo
yacía en su casa de la calle Ernesto Plascencia
lo habían golpeado
lo habían masacrado pero no le llegaron a sacar
sus sueños
el poeta seguía gritando LIBERTAD
sobre la tierra
sábado, 10 de julio de 2021
Bitácora de la Salamandra (2021)
(Lo que Dice el Yo a su Otro Yo)
Hay una ventana en mi cuarto que se moja en la garúa, la garúa que trata de regar el jardín. El jardín es un reino, pero ajeno. El corazón es donde, dicen, recaen o nacen los sentimientos. Yo siento, y desespero, pero mi corazón no me pertenece. Y escribo cuando despierto del sueño. Y sueño cuando no escribo o cuando espero la garúa, cuando la respiración se hace de niño, poquito aire. Salgo a caminar y veo los autos que espero que pasen para cruzar la pista, para seguir caminando sin rumbo. Cruzo muchas pistas, y veo carros que vienen sin lógica, al azar. Y trato de estudiarlos, saber si hay una medida del tiempo en que la pista se hará vacía para cruzar sin miedo a ser atropellado. Veo si el cosmos también tiene su lógica, si hay una medida para saber por qué se mueve así, por qué fluctúa en esa cantidad, por un lado más, por otro menos. Me he pasado años tratando de saber cuánto se mueve el cosmos en lo que dura un pestañear. Y escribo poemas tratando de hallar la respuesta. Saber si el carro pasará en el momento como lo predije con dos días de anticipación. Espero la garúa. Espero el sueño. Y duermo. Y veo en el sueño a dos chicas a quienes les tarareo Kathy’s song de Simon and Garkunfel. Ellas en su inglés natural la cantan también. Y yo quedo fascinado como si estuviera volando feliz en el cosmos. Escucho la canción en las voces de ellas, como dos ángeles que han bajado con la garúa. No hay carros en el cosmos infinito, no hay infinito en el amor. Veo la ventana, cómo cae el agua de mis ojos cuando voy despertando. Y escribo este poema y este es mi reino hecho de palabras. Y, aun así, este poema no me pertenece. (15-8-18)
https://drive.google.com/file/d/1TaRGQgdXU4wV8sxwQ5ZOnwNYDPiJqYpf/view?fbclid=IwAR1YTkOPpSuDIWZ7ZWjPj70rcfI_0dlziLf_5LIpYgN5wq7hangXsKBzeLs
Un Poema para Emily Dickinson (2021)
Decían que era una mujer
solo por error de la naturaleza
ella respondía con su silencio
otros se preguntaban ¿qué es?
¿ángel del hogar / niña o loca?
ella respondía con su silencio
le decían el “Mito”
y solo dio una respuesta: “no soy nadie”
y aunque a solas también se llamaba
a sí misma “Margarita”
prefería escribir en silencio:
“trabajo en mi prisión
y soy huésped de mí misma”
un estante y un escritorio
su habitación estaba en ella
mejor dicho ella era la habitación
decía: “aquí está la libertad
la construcción de un país”
y vestida de blanco salía al jardín
a hablar con las plantas
con las aves
y los bichos
acompañada de Carlo Emily se sentaba
en las hojas de yerba
dando la espalda al viejo Withman
ella solo correspondía a los ladridos
de su perro Carlo
“en soledad todos somos hermanos” - le decía
El Aura (2020)
Finale
Escribir es apartarse, es desligar de la carne los apetitos de las supernovas. Los arranques de escribir se someten a escrutinios en cada palabra derivada de un estado de trance, donde la voluntad cede a la manifestación de los glaciares herrumbrados, mientras Ray Charles canta Unchain my heart, liberando las cláusulas del cerebro que se anuda en la frustración de los recién nacidos. Los hijos nacen del cosmos, bajo la mirada de un ciego pionero del rock. Los hijos nacen en blanco, cuando las manos son negras en el teclado de un conjunto de galaxias que se rigen en materia oscura, en energía total de una música etérea con golpes de la batería y trombones radioactivos. Ray Charles Baudelaire es el dios africano que en un lugar del universo se sienta a pescar cometas, meteoritos, estrellas fugaces. En ese devenir de las cosas fortuitas, instaura un pensamiento zen para calcular el tamaño del vientre en la dimensión de la piedra limada por la indiferencia del agua. Una biblia hecha de polvo cósmico, antiguo planeta y nuevo planeta escritos en volcanes y en millones de años que son un segundo. Una biblia que no dice nada para el límite del océano y su campo de batalla de las bacterias humanizadas por los programas racionales de la super producción en serie del arte de carcomer la propia carne. Escribir en el fosco sonido de una nebulosa. Romper los tratados espirituales que enmudecen en el alba, doblando las nucas de los animales mansos durante el frío batallón de fusilamiento. Acabar con las ruinas, derrumbar los malls, volver a levantar las ruinas y liberar a las lagartijas. Ray Charles no ha muerto, está en Andrómeda regrabando sus discos, son nuevos instrumentos, nuevos sonidos, pero es su misma voz. Dejar la cama tendida para renacer otro día. Escribir los últimos juramentos del primer día, hace más de treinta años. John asesinado por la sociedad. Jim naciendo en el desierto de Samalayuca. Tú naces, yo muero. Y Copérnico, Galileo, Kepler, Newton, Doppler, Einstein, Hubble. Escribir la interacción de las galaxias en la balada que no acaba con la muere, donde no hay muerte, solo música. Yo estoy aquí, en efecto, así como estoy ahora, escribiendo. Estoy aquí, escribo, ahora. Aquí. Escribo. Ahora. (6-12-19)
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Evitamiento Ella sube al bus y empieza su discurso. El bus es azul, diríase casi celeste. La avenida cruza gran parte de la ciudad. ...
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Spunks (II) Ella era una punk. Estaba en el suelo, en la basura de la pared trasera de un edificio del Centro. Bebía un trago letal, p...