
18
deja ser espuma
grito
escondido
los
prados calcinados
llegan
a la ciudad
sueño
descampado
caseta
de vigilancia
tus
manos sostienen un camino
amado
por tus pies
podrás
dormir en paz esta noche
si
respiraras fuera del agua
podrías
dejar de escribir
y
recoger tu cuerpo al pie de tu cama
no hay
silencio
no hay
muerte
somos
partículas de un instante
en el
curveado resplandor de una brizna
no hay
amor
no hay
tristeza
hermano
parásito
hermana
electrón
los
días son sombras de una eterna noche
un alma
disecada como una mariposa
en el
cristal del tiempo
aferradas
a mitos
van las
palabras al olvido
señales
de humo en el cielo partido
como un
alma
va
también la soledad de un ave
entre
deshabitados techos
como un
cuerpo
yace
dios en una vereda
pero
nadie lo ve
ruega a
los márgenes a las orillas
caídas
relentes
la
periferia de un conjunto
de
vidas fusionándose
heridos
nutriéndose
ruega a
la realidad
una
muchacha entra a una tienda
y pide
cigarrillos
minúsculos
barcos en tierra
del
aire innavegable
luego
ella se desintegra sin nostalgia
podrido
en la cumbre de uno mismo
reina
dios en el pus
en los
vapores de hediondos basurales
y el
amor
que no
se sabe de dónde viene
sale a
rescatarme
y existe
entonces
en los
rojos crepúsculos de mi cuerpo
no
debería tomar tanta importancia a esto
pero
una calle descoloca
las
luces amarillas del puerto
los
barcos encallados
las
sogas rotas
los
rostros roídos
me
tiendo en una cama
de un
viejo hotel oscuro
tengo
sueño
pero no
quiero soñar
me
despierto en la madrugada
sin
respiración
mordiendo
el polvo de las guerras vencidas
revolución
revolución revolución
desmoronándose
el
sueño en un poema
y
quedan solo palabras
solo
pedazos de conversación
memorias
de huesos por reconocer
raíz de
hielo fundido
debajo
de las palabras
soldados
aun matándose
debajo
de las norias
una mariposa
muerta
yo
quiero distinguir el sueño de la muerte
yo
quiero distinguir la paz de la guerra
que la
paloma gobierne los tanques
y que
yo ya no escriba más
me
quede callado
en una
montaña cualquiera
caída
del sol y las demás estrellas
caída
de los ángeles en Berlín
caída
de dios y su demonio
y
suburbios de exiliados
y
vagabundos
infiernos
en Lima
y
edificios desplomados en Beirut
entre
gallinazos
luna
caída en un charco de madrugada
caída
del reflejo de la avenida
en el
espectro de un fantasma
y puentes
exiliados
en el
brillo del oro ajeno
ruega
por los que están tirados en las veredas
ruega
por los paisajes desolados del Perú
me
adhiero a las sombras
de los
desaparecidos
me
adhiero a las heladas cumbres derritiéndose
ruega
por dios para que mate a su demonio
me
adhiero a los fantasmas en las barriadas
no hay
amor con condición
me
adhiero a las cantinas de Santa Anita
me
adhiero a mis amigos muertos y vivos
caída
de los ángeles en el cemento
aquí
ruega por nosotros
los
pecadores
y
despertar en la playa que devuelve al mundo
su
inocencia
condenado
estoy a una cama sin aire
y
hablarle
al que
se saca la máscara al intentar mostrar su rostro
al que seca
las lágrimas de la que desnuda
su
maquillaje
un ave
vuela a la montaña
está
condenado a volver a subir
y a
caer
en una
pluma están sus viajes
no hay
ave
no hay
montaña
queda
aquí la pluma
sobre
los glaciares ardiendo
tan
simple es conocer a dios
que
está en el hediondo tráfico de las avenidas
en los
licores más baratos del mercado
en el
amor en quince minutos
el
mundo se hizo así
y dios
no tiene otro mundo
vi a
los torturados caminando por San Germain
vi a
las Meninas paradas en el centro de Medellín
vi a
los soldados desfilando por Corrientes
vi a
Cristo bebiendo en una estación de metro en Madrid
o creo
que fue en Callao
vi a
los muertos insepultos vendiendo flores en Santiago
vi a
Federico García Lorca entrando con alguien
a un
hotel en Logroño
y la
poesía está aquí
no
creas todo
hermano
parásito
hermana
electrón
mira y
que no te lo digan
cuando
mires mira
allí
estoy también
digamos
soy un ocaso
un pez
varado entre los viejos monumentos
y verás
que la poesía está allí
da unos
pasos
mira
no
desaparezcas